Seguimos andando por el proceloso mundo
de la insignificancia.
Vadeamos corrientes y rios sin agua
con la esperanza torticera
de llegar a la otra orilla
que no es sino la misma en inverso
de ésta que habitamos.
A veces la calma,
a veces ese viento súbito y borrascoso
disfrazado de galerna;
a veces el cierzo del noroeste
que hiela el alma y empuja los dias.
A veces nada.
de la insignificancia.
Vadeamos corrientes y rios sin agua
con la esperanza torticera
de llegar a la otra orilla
que no es sino la misma en inverso
de ésta que habitamos.
A veces la calma,
a veces ese viento súbito y borrascoso
disfrazado de galerna;
a veces el cierzo del noroeste
que hiela el alma y empuja los dias.
A veces nada.