Gorka Aldanondo nació en Ordicia, aunque pronto salió de allí camino de Donosti. Fueron los tiempos en los que su padre montó un pequeño comercio en Gros, muy cerca de donde el Cantábrico besa el Urumea. Sus primeros recuerdos adolescentes, allá por los ochenta, se envuelven en banderas y rencores, azuzados por el silencio y la vieja frase de su padre “Gorka aquí de política no se habla” que siempre le hizo pensar en historias no contadas por las que su padre había salido del pueblo.
Estudió Derecho y se marcho a vivir con una novieta a un pueblo cercano, que por lo que luego os contaré, me vais a permitir omita su nombre (el de la novieta y el del pueblo). Es gracioso que empezara en política derivado de los grupos cristianos de base, y es gracioso que en lugar de militar en los catolicones del pnv que es lo que procedía, o precisamente por eso, empezara a participar en agrupaciones sociales más a la siniestra que a la diestra.
La verdad es que no sé exactamente en qué momento dio el paso adelante (quizás el paso a un lado), no fue una mañana, quizá fueron varias durante varios meses, quizás durante varios años. Empezó a estar harto de una izquierda que pensaba más en patrias que en libertades y más en fronteras que en derechos de los humildes. Pero lo que más le molestaba y lo que le empujó a hacerlo, no eran los movimientos liberaloides, ni los supuestos gudaris, sino toda aquella gentuza derechona, nacionalista y negurítica que miraba hacia otro lado cuando veía el telediario. “De los malos ya espero las maldades, lo que no deja de joderme son las maldades de los supuestos buenos”.Y fue alimentando un odio hacia ellos que se fue haciendo montaña.
Pero la vida es una hija de puta y nos lleva por caminos impensables. Tu Gorka, euskera ya hablas no? Le dijo una mañana un amigo de su padre cuando estaba rumiando sin empleo a los pies de un despacho de abogados de rancio abolengo. Mi familia es de Ordicia, ya sabe. Le dijo por toda respuesta. Y como si eso fuera suficiente valía, entró a trabajar en el despacho que representaba todo lo contrario a lo que él defendía y que a la postre seria la gota que colmó su vaso.
Pero ¿quien iba a pensar que iba a salir concejal? si no había pronunciado un mitin ni pegado un cartel en toda la campaña. Solo había dejado que pusieran su nombre en aquella lista porque no podía soportar más a esa cuadrilla de mamones meapilas que estaban con el Gure Aita por la mañana y con el Gora Eta por la tarde. Y que en su despacho defendían con buenas minutas, eso si, a aquella panda de indeseables.
¿Renunciarás no? la amá lleva tres días llorando -Le dijo su padre- y es que además tu jefe te manda a la puta calle al día siguiente y tu novia un día después. En lo primero acertó, en lo segundo no: hoy aun sigue con ella. Y no renunció y tomó acta de concejal entre amenazas, con algún huevo por parte de ellos y muchos por la suya. Y así durante muchos años.
Hoy me he acordado de Gorka y de aquella noche tiempo después, en la que nos encontramos por casualidad en un país lejos de casa y cerca de ese espacio imaginario en el que nuestros recuerdos conviven con dificultad con el alcohol desmesurado. “Hoy han matado a un concejal del PNV, me dijo, y he llorado, te lo digo de verdad, no sé muy bien si de rabia o por la vergüenza que me ha dado sentir una pequeña alegría” cogió aire, apuró el Ron y siguió “…han sido ocho años de insultos, desprecios, actuando contra mi como si no existiera o para que no existiera, descojonándose de mi y de mi sufrimiento a mis espaldas, incluso me han hecho estar en un partido con el que comulgo en pocas cosas pero que es el único que tienen en frente…¿y ellos mientras, que han hecho?… la mitad eran coparticipes si no autores y la otra mitad miraban hacia otro lado, no vaya a ser que les salpicara la sangre en su asqueroso traje de Guzzi. No sé como será el mobbing en el trabajo, pero en estos años he pensado mucho en la gente que está acosada en otros ámbitos de la vida. En todos esos hijos de puta cobardes y castrados que acosan a otros para ocultar su impotencia y su inutilidad y en todos los cabrones que les hacen la cobertura con su silencio cómplice” “hoy les han pegado un tiro, no voy a decir que se jodan, porque yo no soy como ellos y sobre todo porque yo soy el primero al que perjudica que esto se agrave llegando a más gente, pero no te puedo ocultar que tengo un sentimiento encontrado de pensar que la mierda ha llegado a todos y hoy también a ellos”.