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El manifiesto de los Persas o los interinajes en el poder.

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Nada tengo que ver con Arturo Pérez Reverte, papa de Alatriste, barnizador de libros, ínfulas de historiador y personaje encumbrado a los altares, como el enemigo perfecto, por los mismos a quienes denosta. Es cierto que es el primer columnista de homilía dominical que se ha atrevido a cortar las melindres a tanto gañán de la progresía juliaoterista, pero aun así me parece un cansino reiterativo al que solo leo cuando habla de barcos  o de mares.

Pero con todo y con esto él y yo tenemos un enemigo común y eso nos une mucho. No, no es zetape; tampoco el colectivo feminista por el derecho a la autoeyaculación…no van por ahí los tiros, sino porque los dos pensamos que fernando uvepalitopalito (Fernando VII pa los amigos) ha sido el rey que representa lo más nefasto del españolismo derechón patrio. Es decir, ese envolverse en la bandera ante el pueblo, para luego dar pol culo al mismo pueblo que anteriormente  le aclamaba y le enaltecía a los sones del viva España.

Son esos conservadores que meten en la nevera cualquier intento de librepensamiento (derecha liberal si les parece mejor, que no pasa nada) y que odian al liberal mucho más que al izquierdoso. De hecho coinciden con ellos en  que el poder debe estar en el Estado para legitimar una dinastía de estirpe, apellido o carnet y por supuesto mucha tontez por adn y comité de partido regional. Si hay hoces y martillos, flechas o senyeras, son anécdotas y variaciones de la misma canción, lo importante es que el Estado joda al individuo y que la Nación y la Cruz amortajen cualquier intento de reivindicación de la persona librepensadora frente al Estado.

Y todo esto viene a cuento porque últimamente estoy viendo unas cuantas situaciones de anarquía interina controlada, revoluciones con olor a chanel y nacionalismos independentistas de corchopan a los que se les ve el plumero. Mejor dicho se les ve el plumero a quienes los han fomentado, permitido y posteriormente reprimido para luego justificar la contrarrevolución que es lo que verdaderamente quieren. Fomentar que triunfe el Frente Popular para luego legitimar al General salvapatrias, permitir unos años que Allende recorriera alamedas para que luego Kissinger nos impusiera un pinocho que nos haga una chilena por vía rectal. Permitir un rato de tontos opositores antes de que puedan consolidarse definitivamente los listos.

Y es que en la historia de España las torpezas se repiten una y otra vez y como decía  mi  profe Ramirez tan solo nos movemos de manera pendular entre dos polos de idiotez totalitaria. Parece que digan: votad, votad malditos y ojala ganen  los podemos, los independencias y demás y ya vendréis luego a pedirnos que os salvemos con nuestros tanques, cuando veais su inutilidad y a dónde os llevan vuestros libertadores.

En fin nada distinto que provocar un Manifiesto de los Persas como el que alegaban los conservadores del siglo XIX ante el sin dios y el desorden de las cortes de cadiz. Y así aclamaron al susodicho fernandouvepalitopalito como el dictador querido. Vivan las cadenas!! gritaban los desgraciados. Y todo porque era tal el caos que habían organizado los sargentillos de entretiempo con infulas de general que desearon el regreso del poder verdadero por muy tiránico que fuera. El tejerismo como golpe de estado de los tontos, antes de que lo dieran los listos.

Era costumbre en los antiguos Persas pasar cinco días en anarquía después del fallecimiento de su Rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a ser más fieles a su sucesor. Para serlo España a V. M. no necesitaba igual ensayo en los seis años de su cautividad, del número de los Españoles que se complacen al ver restituido a V. M. al trono de sus mayores,

Disculpen este rollete ensortijado de madrugada pero estoy en fase de recuperación del becarismo en el poder, de los hombres de paja que hacen las pajas a los hombres con poder,  de interinajes que hacen añorar al titular, porque a fin de cuentas si ha de ser la revolución que sea y si ha de ser la dictadura que sea también, pero no me engañuflen con anarquias de parque tematico para que terminen mandando los mismos con  contrarrevoluciones feroces, con independencias que solo pretendan justificar a la oligarquia del pais segregado, con interregnos de Pepe Botella donde napoleon (o el elefante blanco campechano) nunca llega… en fin que solo me queda gritar  !!vivan las cadenas!! y guardaremos nuestros sueños liberales en el cajón del “falansterio” utópico para tiempos mejores


124 libros

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Los 124 libros que me he leído desde que tengo blog


  
2014    (28)  
Besos de Fogueo ****Montero Glez 
El Verano: lo crudo y lo podrido ***Montero Glez 
La tarde lenta ****García Pavón 
La soledad era esto ***Juan José Millasuna nota breve
Factotum ****Bukowskiuna nota breve
El amanecer de un marido **H. Abad Faciolinceuna nota breve
El gol más lindo del mundo y otros cuentos ***Montero Glezuna nota breve
Dura la lluvia que cae ****Don Carpenteruna nota breve
Pólvora Negra ****Montero Glezmi opinión
El olvido que seremos ****H. Abad Faciolincemi opinión
La gente feliz lee y toma café **Agnés Martín-Luganduna nota breve
Peores maneras de morir ****González Ledesmami opinión
La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada ***
(El ahogado más hermoso del mundo) ****
Gabriel Garcia Marquez 
Los cuerpos extraños ****Lorenzo Silvami opinión
Pedro Paramo **Juan Rulfouna nota breve
Foto Movida **Miguel Menauna nota breve
Micromemoria ***Miguel Mena 
Intemperie ***Jesús Carrasco
Piedad ****Miguel Menauna nota breve
El buen padre **Esteban Navarro
Te espero dentro ***Pedro Zarralukimi opinión
Estaba en el aire **Sergio Vila-sanjuanUna nota
A los hombres de buena voluntad ***Sergio Algora 
Moleskine ***Luis Sepulveda
Patagonia Express ****Luis Sepulvedami opinión
Los fresones Rojos ***Esteban Navarro
La historia de la gaviota y el gato que le ****Luis Sepulvedami opinión
Diario de un Killer Sentimental y Yacaré ****Luis Sepulvedami opinión
   

2013    (32)
  
El mundo del fin del mundo****Luis Sepúlvedami opinión
El Buen Hijo***A. Gonzalez-Sinde 
La sombra de lo que fuimos *****Luis Sepúlveda 
De qué  hablo cuando hablo de correr ***Haruki Murakami 
Moby Dick ****Herman Melville 
La mala luz ***Carlos Castán 
Hot Line ****Luis Sepúlvedami opinión
Un hombre llamado Spade (Cuento) ***Dashiell Hammett 
01 Harry Flashman ****G. MacDonald Fraser 
El asesinato considerado como una de las bellas artes ***Thomas De Quincey 
La frontera del éxito ***Malcolm Gladwell 
El viejo que leía novelas de amor ****Luis Sepúlveda 
El restaurante favorito de Nina Hagen **Sergio del Molino 
F ****Justo Navarro 
La hora violeta ****Sergio del Molinomi opinión
Aragón negro ** (según autores)Varios autores 
El asesino de Zaragoza **José.L Gracia Mosteo 
Setenta y Cinco veces uno (poesía) ****José A. Labordeta 
De aquel amor quedan estos versos (y otros) ***Jesús Munárrizuna nota breve
Sed de Champan ****Montero Glez 
Todo lo que era sólido ****Antonio Muñoz Molinami opinión
Me hallara la muerte ***Juan M. de Pradami opinión
Regular gracias a Dios ***José A. Labordetauna nota breve
Hoy, Júpiter (Luis Landero) ****Luis Landero 
Los cementerios vacios  ***Ramiro Pinilla 
Papeles inéditos (Castán) ***Carlos Castán 
Museo de Soledad (Carlos Castán) ****Carlos Castán 
Solo de lo perdido (Carlos Castán) *****Carlos Castán 
Historias de Nueva York (Enric González) ****Enric González 
Polvo en el Neón (Carlos Castán) ***Carlos Castán 
Las ventajas de ser un marginado  ****Stephen Chbosky 
Cuando la noche obliga (Montero Glez) *****Montero Glez.mi opinión
   

2012     (21)
  
El animal moribundo (Philip Roth) ***Philip Rothmi opinión
Un cuerpo o dos (Gabriel Ferrater) ****Gabriel Ferrater 
La marca del meridiano (Lorenzo Silva) ****Lorenzo Silvami opinión
El café de la rana (Jesús Moncada) ***Jesús Moncada 
84 Charing Cross Road ***Helene Hanffmi opinión
Calaveras atónitas (Jesús Moncada) ***Jesús Moncada 
La vida imaginaria (Mara Torres) **Mara Torresmi opinión
Galvez en la Frontera (Jorge M. Reverte) ***Jorge M. Reverte 
Las leyes de la frontera (Javier Cercas) ****Javier Cercas 
La bicicleta estática (Sergi Pámies) **Sergi Pamies 
Un momento de descanso (Antonio Orejudo) ***Antonio Orejudo 
Reconstrucción (Antonio Orejudo) ****Antonio Orejudo 
Con el Agua al Cuello (Markaris) ***P. Markaris 
El enredo de la bolsa y la vida (E.Mendoza) ***Eduardo Mendoza 
El alma del controlador aéreo (Justo Navarro) ***Justo Navarromi opinión
Verano (Coetzee) ***Coetzeemi opinión
Frio de vivir ****Carlos Castánmi opinión
La Virgen de los sicarios *****Fernando Vallejomi opinión
Knockemstiff ****Ray pollockmi opinión
Cannery Row ****Steinbeckmi opinión
Lo peor de todo ***Ray Loriga 
   

2011    (22)
  
La caja negra ***Amos Ozmi opinión
La playa de los ahogados ****Domingo Villarmi opinión
Historia de dios en una esquina ***González Ledesma 
Agosto Octubre ***Andrés Barbami opinión
Obras completas Miguel Labordeta (tomo 1) ***Miguel Labordeta 
La perla ***John Steinbeck 
Ultimas tardes con Teresa ****Juan Marsé 
Tocar los libros ***Marchamalomi opinión
Si te comes un limón sin hacer muecas ****Sergi Pamiesmi opinión
Ojos de Agua ***Domingo Villarmi opinión
Corazón tan blanco ****Javier Maríasmi opinión
Cuentos de amor vagamente ****García Pavónmi opinión
Hospital de los dormidos ***García Pavón 
Camino de Sirga *****Jesús Moncadami opinión
El halcón maltés ***Dashell Hammet 
Mileuristas ****Espido Freiremi opinión
El legado de Costa ***Varios autores DPZ 
Un invierno propio ***Luis García Montero 
El Combate **N. Mailer 
En la cima del mundo **Barba ****N. Mailer / A.Barba 
No vine a decir un discurso ****García Márquez 
El tiempo que querría ***Fabio Volo 
   

2010    (21)
  
Saber perder ***David Trueba 
Tres vidas de santos ***Eduardo Mendozami opinión
Un barco cargado de arroz ****Giménez Bartlettmi opinión
Un día de perros ***Giménez Bartlett 
La dama de cachemira ****González Ledesma 
La estrategia del agua **Lorenzo Silvami opinión
Muerte en la Fenice ***Donna Leonmi opinión
Sin Brunetti ****Donna Leonmi opinión
Vacas,cerdos y brujas ****Harris 
Historias de cronopios y famas ****Cortázar 
Revolucionary Road ****Yates 
Solo un muerto mas ***Ramiro Pinillami opinión
Perros de paja ****John Gray 
El último encuentro ***Sandor Maraymi opinión
La ciudad y los perros ****Vargas llosa 
Los cachorros ****Vargas Llosa 
El periodista deportivo ****John Fordmi opinión
La crisis de 2010 **Niño Becerra 
La paciencia de la araña ***Andrea Camillerimi opinión
Bartleby y compañía ***Vila Matas 
De la estirpe de Caín ****García Andrade 



Forrest, Odus el del Candy Crush y Joe Frazier buscan piso de alquiler

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Corre Forrest, corre- y sigo hacia delante sin parar,-corre Forrest, y quiero ir despacio, corre Forrest, y quiero esperar una gominola más para hacer un cuatro en raya que es mas útil que ver estallar caramelos baldíos de tres en tres. Joder, me pego varios meses preparando neumáticos de lluvia y ahora que estoy listo sale un sol radiante y desconocido que me pega al suelo como un chicle de fresa acida en la suela del zapato. Me gusta jugar con Odus que impide que vayas explotando bombas a lo loco; me gusta más jugar con Odus que templa los impulsos en el país de los sueños, ¿Por qué te paras Forrest?- Estoy pensando- déjate de pensar y corre y no pares hasta llegar. Oh mira, hay un señor entre el centeno que impide que los niños caigan al vacío, míralos como corren alocados ignorando el peligro que hay detrás. Y al decirlo oigo el estrépito de los cuerpos contra el suelo, tears in heaven, el bombero de las torres gemelas que cierra los oídos y abre los ojos con asombro incrédulo ante lo que pasa alrededor. Dos días tardas en llegar a Cadiz y dos a Barcelona, pero el destino te lo dirán mañana y pasado deberás estar en una de las dos. Corre Forrest y no pienses -¿Y si voy en sentido contrario?- te la tienes que jugar hoy, si esperas a que te digan el destino mañana no llegarás en ninguno de los dos casos. Corre Forrest. y miro de reojo y con envidia al hijo de puta de Ali tranquilo, cobijado en las cuerdas Rope a dope, y me veo a mi como el gran Joe cuando en Kingston quiso pelearle de cerca a Foreman que tenía brazos como aspas de molino y ya en el segundo asalto estaba el bueno de Frazier en la lona. No basta ser buen pegador, ni siquiera buen encajador, si no estudias al enemigo. A veces hay que cobijarse sin moverse hasta que escampe. Soy el cerdito del medio, el que hacía su casita de madera, el que se descojonaba del de paja en lugar de fijase en el cerdito de los ladrillos ¿Quién teme al lobo feroz, lobo feroz? el del medio de los Chichos que se me ha aparecido en sueños (el pais de Odus) y me ha pedido dos favores: que sea su mensajero y una canción de colores. Y yo le quiero hacer caso joder, me niego a hacer de mi vida una ciudad gris con ínfulas de acomodada, un Paris cualquiera siempre encapotado que cuando parece que escampa aun más arrecia. Paris no era una fiesta, era una farsa de sillares y sombras; de puentes con candados y escritores pajilleros que se la menean en el Pont des arts escuchando viejas canciones de jazz, Escritores y directores judíos que se ponen blanditos recordando a Vallejo y su puta manía de morirse achopado un jueves cualquiera en esa ciudad de attrezzo y mentira. La gente quiere ver Midnight in Paris sin darse cuenta de que era medianoche en Bhopal el día de las poesías y el isocianato, el día de San Francisco Javier para más datos del 84. Sit down, son, It's all over. But no-one will ever forget what you did here today.

El regreso del Agente Joaquín. El cruel caso de la inspectora de Hacienda

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Aquella noche, el agente Joaquín dejo su traje de poli colgado, su mirada en la recamara y su rencor en la puerta. La empentó por detrás como solo se empenta a las mujeres a las que no quieres verles la cara y cuando la inspectora empezó a gritar, digo yo que de placer, le endilgó sendas cachetadas en las nalgas, crueles e injustas como una declaración de hacienda.

La inspectora G. Trujillo era angosta y malcarada, tenía un cuerpo templado e inhóspito pero con los relieves precisos que engatusan a los jóvenes pajilleros y a los señores de cierta edad. Era temida, casi tanto como famosa, por girar inspección habitual a pequeños empresarios y revisar con lupa declaraciones trimestrales de tenderos con aspiraciones de gran almacén. Es decir lo justo para salvar sus posaderas, joder la vida a los pequeños y lo suficientemente cobarde para no arreciar los odios de los grandes mangantes, digo magnates, de la ciudad.

-Muchachos, vosotros los universitarios sois unos vagos comodones que queréis follar siempre en vuestra casa porque no veis las consecuencias, nos dijo un día Joaquín ¿Y si se enamora de vosotros qué? como la echáis eh? si ya conoce vuestra casa, acudirá llorando varias veces hasta que un día os pille con la guardia baja y la polla alta y caigáis de nuevo en sus brazos. En lo posible hay que conseguir que te lleven a su casa porque además os harán la cena antes del postre. Una mujer puede copular sin problema en casa ajena, como bien saben vuestras esposas cuando salen de fiesta, ¿pero cocinar? cocinar siempre en su cocina, en casa ajena no os harán la cena nunca.

A la mañana siguiente encontraron a la inspectora Trujillo (sin punto ge delante y con una mano de hostias detrás) tumbada e inconsciente en el portal de su casa. La llevaron al hospital donde le pusieron un 130 por goteo intravenoso y una complementaria por conducto anal, mantuvieron sus constantes como pudieron y le incrementaron la dosis por vía de apremio para evitar complicaciones posteriores.

G.Trujillo había decidido una mañana meses antes, revisar segundas ocupaciones sin declarar de funcionarios policiales mileuristas, ya sabéis: selector de ambientes en puerta de discotecas de moda, escoltas a concejales de pueblo en puticlubs de capital, y búsqueda de farlopa para niños pijos sin desbravar. Los cabrones de los escoltados hacían firmar a los guardias recibos por conceptos desgravables que pudieran luego justificar en la siguiente subvención municipal y estos más ignorantes que el hijo de un diputado, firmaban y firmaban sin saber lo que se les podía venir encima.

Fue en estas, que la inspectora G.Trujillo pilló a nuestro amigo, el agente Joaquín, con cuatromil euros de complemento por un “servicio de escolta y cama” con la hija fea de un concejal. ¿Te tiraste a la escoltada, tú eres un guarro, con lo horrorosa que era? Muchachos, ¿de qué estamos hablando? no seáis pijos elegir es una chorrada que os enseñan en vuestras facultades de democracia y política donde dan clase los coletitas de Podemos. En la calle no se elige, se aprovecha la oportunidad.

Mi amigo N y yo estuvimos mirando el acta que tenía muchas razones y argumentos pero pocos miramientos con el necesitado y que le imponía una multa equivalente al sueldo de nueve meses de patrullaje con nocturnidad. Quisimos buscar apelaciones en leyes derogadas y antecedentes en las páginas del nacional geografic, con un resultado obvio, acorde al vacío que habían dejado en nuestras neuronas jurídicas tantas noches de alcohol.

Tenemos que hacer algo, nos dijimos, una afrenta de esta naturaleza no puede quedar impune: una cosa es que tenga razón Hacienda y otra que se la demos. Cómo va a pagar eso Joaquín. Y como sabíamos que en un par de días tenía que ir a entrevistarse para aplazar los pagos, decidimos en un gesto que avala nuestra formación cristiana, gastar nuestra paga extra en nuestro amigo Dimitri para que le diera un sustillo a la interfecta que le enseñara a adecuar cuantías a incidentes de medio pelo.

Encontrar la dirección de G.Trujillo no fue difícil ya que, se me había olvidado deciros que nosotros somos también inspectores de hacienda (lo siento, algo hay que inventar para acabar este cuento ya) y conocíamos de sobra a nuestra angosta y malcarada compañera. Así que orgullosos de nuestra labor social nos marchamos a nuestra casa no sin antes bebernos un cienpipers con cocacola y una Murphy respectivamente a la salud de nuestra batracia idea.

Tardamos varios días en volver a ver a Joaquín. ¿No os lo vais a creer, no os vais a creer lo que me ha pasado?, nos dijo sonriente al llegar. ¿Te ha tocado la lotería como a un corrupto y has pagado la multa? Mejor aún, me tocó hacer guardia en Hacienda y que casualidad conocí a la inspectora que firmaba mi denuncia, bueno una cosa llevo a la otra y la otra me llevó a su casa. Y no se si por el placer de dar por culo a quien me lo iba a dar a mi o por qué, le hice un habeas corpus de los de banderillas de castigo y rejón de muerte. La cosa es que, qué casualidad, esa misma noche le dieron a la inspectora una paliza de programa padre y muy señor mío. Al principio creo que dudó de mi, pero reflexionó sobre lo imposibilidad de que un policía se encuentre en el lugar donde suceda un delito y optó por ser pragmática como un cheque sin fondos. Quién mejor que yo para protegerla de los malvados que recorren nuestras calles. Así que hemos pactado una quita y espera que vamos solventando justo después de la cena que cada noche me prepara con esmero en su casa.

Esta lluvia fina de tristeza que todo lo empapa

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A veces viene bien escribir sin argumento, así sobre la marcha; como el sumidero por donde desaguan las crecidas tras las tormentas. Leo en silencio blogs nuevos y posts antiguos y me recreo en frases que se van deshaciendo como ovillos de lana. Respiro fuerte y me agrede un extraño sentimiento de resaca, un ardor de estomago cruel y violento; punzante y recurrente como un mal recuerdo, y me mantiene inestable, que parece ser el estado de moda. Nos estamos acostumbrando a vivir en entretiempo, sin subir la ropa al trastero por si arrecia el frío de pronto, vivir en el por ahora, hasta que pase esto y comprobar que no pasa.

Lo siento, no sé construir zonas herméticas que no se comuniquen con la vida de al lado. Lo laboral y lo personal; lo virtual y lo real cavan pasadizos por donde se visitan como amantes furtivos en las vivencias de cada día. Es cierto que en este momento lo laboral se come espacios de mi insomnio particular, pero otras veces es al revés y el desasosiego a penas deja tiempo para hacer algo util en el trabajo.

No penséis que soy pesimista, no es eso, es la lluvia fina de tristeza que todo lo empapa; es salir del refugio y encontrarse la ciudad arrumbada, ascuas aun candentes que dejan un intenso olor a quemado; ves a gentes que te suenan con un atillo al hombro y la cara tiznada de hollín y miedo. Y reconoces al frutero de tu madre rebuscando en las basuras, al prejubilado arrullado bajo el puente apagando su sed y sus recuerdos con vino peleón, los nietos en la diáspora y el futuro en el diván, el experto en management gestionando su pobreza y al banquero refusionado apremiando su indemnización casi agotada.

Algunos días como hoy, me siento en el banco del parque y como hacía de joven, juego con ideas de mañana para no anclarme en un ahora inmediato y cansino que a penas avanza. Y saco la libreta y escribo en vacio frases redondas que no significan nada, pero que suenan bien. Y me hago ilusiones de que aun hay esperanza porque no hay tormenta que no escampe, ni mal que cien años dure.

Regreso a casa, me quito el traje y un puñado de sombras. Los crios me reservan un saco de besos y mil historias que contar. Mi mujer ambienta lo cotidiano con una rutina esperada que se agradece en estos días de clima raro, “que mala cara traes seguro que has estado pensando” me da un achuchón y me manda doscientas cosas “que así seguro que se te pasa tanta tontería”.

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El quinto párrafo de un relato par.

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Noviembre siempre esconde un reflujo de rencor en sus entrañas, es un mes feo, de intermedio, de un gris intenso y cerrado que antecede a los copos de nieve. Las palabras salen torcidas, sin hacer, como el pan blancuzco y crudo antes de hornearse; es un mes de compromiso como un beso corrido a modo de despedida. Los versos salen enripiados, los amores misioneros y los cuentos se encasquillan sin encontrar final llenando folios y folios de frases borrachas que empiezan por “yo” y terminan en ninguna parte.
No puedo dejar de escribir triste o más bien cansado, no puedo dejar de empujar los pensamientos hacia afuera con un esfuerzo de parturienta en cada palabra. No puedo recitar sino en ese tono irrelevante que tienen los políticos descreídos, los opositores de judicaturas en el quinto repaso, las putas de madrugada jurándote amor eterno, las memorias de actuación de fundaciones con patronos jubilados. Y quizá sea eso lo que más me molesta, que este noviembre me haya robado hasta las ganas de contar.
Se me nota, lo sé, que sonrío a la fuerza, que mis sueños son de plástico, que como están a medio dormir se despiertan vivos y luego me atosigan toda la mañana. De habitual duermo poco, pero con muchas ganas y si mis noches tienen sobrealiento, como ahora, se me hunde la mirada en lo más profundo y la sonrisa sale gastada.
Y así pasa el mes escondiendo la desidia tras el alcohol y el sexo forzado; así pasa el mes lleno de la hojarasca que preludia el frio; así pasa el mes abreviando los entretiempos con salmodias en informes ilegibles y tablas de sumatorios cruzados. Así pasa el mes buscando el mar en esta playa de tierra adentro sin navegantes ni polizones, sin jarcias que tensar, sin cofas que permitan avistar islas nuevas, tan solo anclados con maromas de cuerda gruesa al fondo abisal de lo cotidiano.
En fin, ni siquiera soy capaz de rellenar este quinto párrafo para impedir que esto termine en relato par.
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5 fotos de atardecer desde el puente.

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A tus atardeceres rojos

se acostumbraron mis ojos

como el recodo al camino.

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El mural de Val Ortego en el Cementerio de Torrero

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Ya sabéis, que de vez en cuando me gusta enseñaros espacios de belleza escondida de mi ciudad, esta ciudad que transcurre apoyada en el alfeizar viendo la gente pasar mientras su intimidad se arrebuja mar adentro agazapada tras los visillos. No son espacios ocultos, cerrados con mil llaves; aquí se vive más con las puertas abiertas y bastan tres golpes de aldaba para que,como en la casa de juana que cantaba Brassens  (y versionaba Carlos y Alicia), no sea necesario enseñar pata blanca para entrar.

Pero no es menos cierto, que en este desdén lindante con la desidia que nos caracteriza, olvidamos a menudo genialidades, que por ser públicas y estar a mano, parecieran carentes de merito y brillantez. Ya os hable en otro post: del Fumador de mi admirado Pepe Cerdá en Ibercaja, de las calles realistas de Monge o del mural de Gay en el Principal; también os he presentado a Isabel Guerra la monjita que pinta niños como si fueran suyos y en fin, hoy he descubierto uno más, que añado al elenco de maravillas que me engatusan y que me ha impactado con la fuerza de una bofetada de apabile tanto por la obra como por el lugar en donde está. Estoy hablando del mural de Val Ortego en la capilla 2 del cementerio de Torrero.

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No os puedo explicar muchas erudiciones porque no las sé, solo os cuento lo que me inspiran ese grupo de jóvenes mirando desde lo alto a la gente que estamos abajo. A todos aquellos que estamos a su vez, dando despedida a los que se van hacia arriba (o hacia  los márgenes).

El cuadro retrata la vida como un momento figurativo entre dos abstractos, un paréntesis de luz entre dos zonas de sombras y claroscuros, retrata a los lados, unos lugares indeterminados como los que nos anteceden y nos esperan en las orillas de esta vida.  La parte de luz se manifiesta para mi ladeada, con un desequilibrio hacia el nacimiento más que hacia la muerte, a la que los personajes miran de reojo.

El fondo aparece diluido, sin quitar protagonismo, mientras el telón de transparencias se abre a la escena. No podemos olvidar que no es un cuadro pegado sino encargado por el propio arquitecto, Fernando Bayo, para ese lugar. Y no sé si por azar o acierto, es por ello que la luz que se abre en lo alto hace también de arco de proscenio y pide sutilmente formar parte del retablo.

Me gusta también el cuadro de líneas que hacen los personajes. Un poco como las representaciones velazqueñas en donde las figuras conforman perspectivas y grupos distintos que retan al juego visual y de sentimientos del espectador. Una línea evidente que cruza en diagonal de arriba izquierda (persona de pie y de espaldas) hasta abajo a la derecha (los pies de la chica del sombrero); pero también una línea paralela de cabezas que se rompe con la figura del medio que está de espaldas. Veo también una equis que hace centro en el personaje cabizbajo y calvo que consuela o es consolado y como el grupo grande se descompone en pequeños subgrupos como si se tratara de formas distintas de sentir la pena.

“El cuadro es bonito, pero chico yo no sé si pega mucho aquí en plena capilla en un funeral” dijo mi santa madre, la Consuelo, como portavoz de lo que pensaban muchas personas mayores que miraban como avergonzadas el cuadro. Y es cierto que pueda dar esa sensación, con una carga fuerte de sensualidad, con sus cuerpos que enseñan una juventud bella y triste, con un dolor obsceno que apenas esconde su tristeza mientras se muestra hermosa y semidesnuda. Se sienten las lagrimas sin verse las caras ya que a penas se pueden apreciar sus rostros agazapados los unos en los otros.

A mi me trajo a la cabeza, El Jarama de Sanchez Ferlosio, Los ochenta son nuestros de Ana Diosdado y esa difícil relación entre la juventud y la muerte que se ven en los entierros de gente joven. Las caras preciosas rasgadas en lágrimas, trajes más de campo que de duelo, la mirada que se te escapa con admiración hacia las curvas hasta que te das cuenta del lugar en el que estás. La vida rota de manera inesperada sin tiempo todavía de adecuarse al luto.

Bueno disculpad el ataque de “intensismo pinturero” que me ha asaltado en esta madrugada de sábado. Más aun sabiendo tan poco como sé de pintura, pero el otro día fui a un funeral y me quedé absorto e impactado por la belleza del cuadro de Val Ortego. Me quedé pensando en todo lo que me inspiraba y me dije que tenía que escribir algo al respecto.

Como de costumbre no conozco de nada al pintor aunque sea de mi pueblo, debe ser que no me muevo por ambientes artísticos, pero bueno tened esto como apuntes de un espectador despistado e ignorante. Como dijo un amigo mío el otro día “soy de los que cuando le preguntan qué es el arte, contesta joderse de frio”.

Si queréis saber más, os dejo esta explicación que hacen autor y arquitecto de la obra en un video de youtube.

Os pongo también enlace a otras de obras del pintor y a estas otras (vi un blog con unos cuadros suyos de La magdalena pero no la encuentro, si alguien me da la pista se lo agradezco)

 


Paisaje tras la guerra

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Tras la guerra vinieron nuevos gobernantes, también nuevos tiranos, o sea los mismos. Mientras, indiferente, la abuela joven sentada en la solana agotaba la tarde. No quedó piedra sobre piedra, los muertos se arrumbaban en las cunetas y hacían desviar las miradas de la gente que volvía sin fuerzas ni futuro a las pocas casas que aún se tenían en pie.

En el caserón de los vencedores se oían gritos y bromas tontas que herían la noche y maleaban los recuerdos entre los del pueblo. La mujer del diputado, ahora convertido en Madrid en líder del partido, se mofaba sin decoro del alcalde muerto y antiguo amigo; mientras el cura apuraba la jarra de vino de consagrar y miraba de soslayo a la sobrinica rubia a la que se le subía su falda adolescente hasta más allá del pecado venial para solaz del mosén que solo sabía de pecados mortales.

Mientras, la abuela joven sentada en la silla de anea remendaba harapos, recosía sietes y en los entretiempos tejía bufandas con lanas de jergones gastados por amantes huidos a medio amor por culpa de la guerra y el rencor. Ella, sin decir palabra, veía con indiferencia como cambiaban los dirigentes de bando, los miraba con desprecio y con la pena desabrida que queda tras la desesperanza y la falta de un dios que ampare.

Se oía un viejo tango en la casa de la viuda del alcalde destronado Chorra le cantaba Gardel mientras la viuda lloraba traicionada por el diputado y su señora, más recomida por su humillación que por su pobreza recien estrenada. Nadie fue a darle el pésame recordando las fotos arrugadas que aún se guardaban del alcalde, su marido, con el joven diputado traidor prometiéndose entre los dos fidelidades eternas y satrapías conjuntas.

La abuela joven le había llevado de mañana un cazo de sopas humeante con coscurros de pan. Lo único que te pido es que no me des las gracias, le dijo. Para que me entiendas, mi generosidad es mi manera de abofetearte por tus tiempos pasados de altivez y vejaciones gratuitas. La ex alcaldesa viuda cogió el cazo, no le levantó la mirada.

La abuela joven regresó a su silla de anea a remendar miserias humanas y tejer bufandas que luego dejaba a las puertas del camposanto para quienes les hicieran falta. De vuelta saludó a la puta joven y rebosante de carnes, sabido es que a las guerras solo sobreviven bien: los ricos de siempre, las putas complacientes y los pobres que sean traidores a sus orígenes. Y la del pueblo, era puta pobre e hipócrita infiel a mil hombres y fiel a un solo bolsillo, o sea, el suyo. Le hizo también una mueca cariñosa a la niña tonta que se la devolvió cómplice enseñándole sus dientes cariados. La niña vivía en su delirio orate de sueños propios, indiferente al mundo, arropada por un gabán rasgado a modo de capa y creyéndose la princesa del turkistán. Como antes, como ya sería siempre.

Pasaron meses hasta que los habitantes aprendieron a vivir entre ascuas y rescoldos; entre deudas viejas y penas sin redimir. Una noche cuando ya parecía que el fuego lo había quemado todo, ardieron también los registros del ayuntamiento. Alguien quiso que se olvidaran para siempre paternidades apañadas, filiaciones putativas y libros que recordaran quien había sido cada uno antes de la guerra: los hijos se olvidaron de sus padres, las nueras de sus suegros, los diputados de sus esposas malfolladas y hasta la puta gorda se olvidó de repente de sus clientes enterrados. La niña tonta siguió pensando que era la princesa del turkistan y la abuela joven vio gastarse la tarde esperando a que su hombre bajara de las montañas para hacer una justicia pendiente y aplazada en la que siempre creyó.

Otoñaba día a día hasta aquella tarde, aquella tarde, años después, en la que una noticia corrió como la muerte por el pueblo: el diputado local había sido asesinado en Madrid, ya de ministro del medio rural, y que para más humillación de la tonta de su mujer se lo habían encontrado en casa de un chapero joven y travestido que lloraba desconsolado su muerte. Decían que sobre el muerto, el asesino solo había dejado como firma una bufanda de lana de jergón viejo teñida de un amor dejado a medias con fecha de regreso.

Hola, ¿queda alguien por ahí?

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Hola, ¿queda alguien por ahí?, créanme que les echaba de menos, de verdad.

Ya sé, les dejé con la mesa puesta y no llamé siquiera para anunciar mi ausencia, me gustaría que me comprendieran aunque entienda que les cueste hacerlo. Al principio fue temor y luego se fue demorando la excusa hasta hacerse vergüenza irrebatible y perezosa.

Les he ido recordando a todos, se lo juro, a todos ustedes…a la abuela en su vieja mecedora, a mama con su radionovela, a carlitos jugando en el departamento y a papa con su periódico abierto en la viñeta de Fred Basset.

No quise preocuparles, y una carta mía escrita a medias y con apenas insinuaciones dichas a media voz, les hubiera causado más congoja que aliento en estos días de zozobra.

Solo comentarles que estoy bien, quizás más enjuto, más viejo, la mirada más triste y los pensamientos hechos esbozo que trato de ordenar con pausa, dibujando a buenos y malos en esta historia de bajos fondos.

Es cierto que ahora llevo arma, pero gracias a dios aun no he tenido que usarla, ni siquiera sé si sabría hacerlo. El primo me consiguió un salvoconducto que tengo ya arrugado y que me permite cruzar algunas fronteras y unos pocos privilegios. Gracias a él, alcanzo llevar en la alforja un coscurro de pan enmohecido que apaga las ascuas del hambre cuando la ventolera arrecia.

Al decir alforja, madre, me acuerdo de la jota que cantaba y tanto me gustaba: la del labradorcico que volvía del campo tarde. Algunas madrugadas, cuando la noche se arrima ya a la albada, yo también vuelvo del curro con la cara rota y las sombras aciagas a la espalda.

No puedo escribir más, ni más claro, están esperando a que lo haga para saber dónde me encuentro. Espero que al menos, no gasten venganza con ustedes, pero han demostrado demasiada vileza cuando eran fuertes, para que ahora que la suerte les merma, no quieran saldar  rabia y deudas viejas que no pueden pasarme al cobro a mi.

Lo dicho, espero volver pronto y abrazarles, guarden mis cosas y mis recuerdos a buen recaudo hasta que llegue. No creo que falte mucho.

Besos.

Pequeñas cosas, grandes preocupaciones

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Hay cosas importantes de esas que rompen una vida y otras muchas, que no pasan de gilipolleces pero que nos tienen entretenidos y a vueltas durante un buen tiempo. En tanto que las primeras hacen quitarse el gorro y poner cara de contrición a quien se las cuentas, las segundas son esas pequeñas cosas que solo comprendemos nosotros mismos en el fondo más profundo de nuestra intimidad.

Cómo transmitir lo que te duele que alguien no te llame, que en tu grupo de amigos te hagan el vacío o que eyacules anticipadamente al primer roce. Tranquilos no van por ahí los tiros, por ahora me sigue llamando todo el mundo (a veces hasta de más), mi grupo de amigos me soporta a dura penas, a mi y a mis neurosis y mi vida sexual no por misionera me preocupa más allá de mi obligación de quejarme por parecerme siempre escasa independientemente de su abundancia.

La cosa viene por esos raptos de lo cotidiano, por esas exigencias intrascendentes de lo trivial y que te dejan exhausto y sin ganas de nada durante un tiempo. Entre todas ellas yo creo que las laborales se llevan en este sentido la palma. Todos sabemos decirle a un amigo la frase esa de que “solo es trabajo, peor sería que a tu madre le atropellara el tranvía”. Tampoco sería cierto que nadie me estruje en especial, y ni siquiera estoy viviendo esas presiones del entorno que se han caracterizado por conductas de bajeza humana tan propias de lo mediocre y lo mezquino.

Lo peor de la cosa es que las obligaciones me las he buscado yo solico, podría engañarme aludiendo a un alto concepto de la responsabilidad y del deber, o en mi manía de asumir lo que otros no asumen, pero la verdad es que a penas me engañaría. Bueno puede ser cierto que en estos meses haya salvado a mis jefes alguna bola de partido, pero tampoco ninguna que no se hubiera podido salvar de otra manera tiempo después o cuyas consecuencias acarrearan la muerte de niños indefensos en Burkina Faso.

Tras darle vueltas a la cabeza como la niña del exorcista he llegado a la conclusión, no indubitada, de que puede que esto sea otra de las consecuencias no tipificadas del cuarentismo que me envuelve. A saber: la tendencia desaforada a asumir retos que nadie te ha pedido como si de ti dependiera la salvación mundial.

Mientras esta patología se manifiesta en actos de trivialidad mundana la cosa esta controlada. Yo puedo correr la carrera de cinco kilómetros sin pestañear, nunca es tarde para matricularse en ingeniaría aeronáutica, si me lo propongo una noche de sábado ligo seguro (pillar en los outlets del ligoteo que abundan en nuestras ciudades bajo el tapadillo de bares de maduros no cuenta). El problema real es cuando estos retos te terminan comiendo la vida. Vaaaaale ya sé que esto me pasa porque soy un neurótico obsesivo, pero si se me mete una cosa entre ceja y ceja que por mis guebos lo saco  me comprometo hasta la médula y aunque me cueste la salud, lo saco y ya está.

Me da igual que se me escojonen, que me digan que no voy a heredar la empresa, que esto lo hago por una inseguridad mal llevada,que por supuesto nadie me lo agradecerá ni con un euro de más…pero es que esto es otra cosa, no sé, pues eso, es más un reto de cuarentismo tipo tercer polvo seguido. Lo de menos es conseguirlo, lo de más intentarlo. Y si al final lo logras que te quiten lo bailao, y que te vas a tu casa más contento que chupilla tarareando a los inhumanos a voz en grito. Y sí, que si te sale mal te pegas la ostia pero que si te sale bien, por un instante te ríes del mundo.

Financieros, estrategas y otras plagas

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O no entiendo lo que está pasando o quizás ya haya pasado todo lo que yo entendía. Se nos están yendo los años por la gatera con esto del paréntesis, las crisis, el “por ahora no” y las putas estrategias a futuro de los cojones. Que si, que está muy bien la definición de los planes de acción vente vente (lease 2020) pero ¿y para mañana qué? Es que oiga ya vamos para ocho años y aun nos quieren tener aletargados otros tantos más a la espera de la resurrección.

Nos hemos pegado varios años soportando financieros raquíticos venidos a más ejerciendo de malos gerentes con el único mensaje de no gastar nada y de ocultar al jefe la realidad de la empresa, eso sí, decisiones ninguna. Es cierto que casi nos consiguieron engañar, hasta que nos dimos cuenta de sus cuentas cuentistas y de que su oficio ha consistido en el maquillaje burdo de pelotear para adelante los pagos y descontar los cobros pendientes incluso antes de firmarlos.

Y ahora que parece que nos habíamos librado de esta banda de trileros de la excel aparecen los estrategas del power point, la inteligencia emocional in cloud y el neomaneichmen del suplichain. Todo son planes directores y cadenas de valor pero ni dios pega un palo al agua y se lía a vender a puerta fría, fabricar cosas con los cuatro recursos que dispone o darle a la tecla o a la húmeda según la especialidad.

Que yo soy el primero a quien le gusta definir flujos y reflujos, procesos y procedimientos, y soy de los que piensan que la mejor improvisación es la de la preparación; pero oigan de vez en cuando alguien tendrá que bajar al suelo a dar el callo o qué?

Cuentan, no sé si será cierto, que al ínclito y desaparecido pedrojota sus subordinados le pasaban de habitual los textos sin puntuar, para que él, en un alarde de la modestia que le caracteriza, les impeliera con su frase de “no sabéis ni poner una coma” pero no les molestara modificacando el resto del contenido. Tenemos a demasiados “ponedores de comas” para los escritos de los demás pero que nunca son ellos los que escriben el texto.

Son aquellos que definen la estrategia de ventas sin haber visitado a un cliente en su puñetera vida, los procesos de fabricación sin saber ni lo que fabricas, los auditores que juegan a gerentes proponiendo decisiones pajilleras (usted audite y mire si el papelico y el numérico se corresponde con la realidad que de las decisiones me encargo yo). La cosa ya se convierte en vodevil cuando esos mismos que te han puesto de vuelta y media tu labor al marcharse olvidan sutilmente su curriculum sobre la mesa por si te hiciera falta un trabajador con su perfil. Pues no me acabas de decir que mi empresa es una mierda, para qué guebos quieres entonces entrar en ella.

Disculpen la rajada, pero lo que de verdad me jode es que nos están haciendo perder mucho tiempo y ya llevamos como decía al principio demasiado rato en paréntesis. Ha habido momentos en el que la vorágine diaria nos ha impedido plantear objetivos; pero ahora hemos caído en el lado contrario y la constante definición de objetivos y las reuniones de grupo nos impiden resolver los problemas de cada día. En fin, que a lo que podamos constatar si las propuestas a futuro de los consultores estratégicos son ciertas, nos daremos cuenta de que ya no nos sirven de nada porque la empresa ha desaparecido.

24 manías que tengo cuando como de restaurante

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  • Los cuchillos de sierra y con punta por favor. Es una manía no le busquéis la lógica.
  • Pan bueno o cóbramelo aparte
  • Cómo se tira la cerveza marca mi preferencia por muchos bares
  • Si quiero patatas congeladas se las pido, pero no me llene un plato con patatas incomibles para simular que hay más comida
  • La cerveza en el menu por favor. ¿Tan malo es el vino del menú que no es equivalente a un botellín de cerveza? Me parece feisimo si no he bebido vino que me cobres aparte una cerveza.
  • El vino que se pueda beber y pagar
  • No a los caracoles recalentados. Si no hay caracoles no hay, pero si se recalientan se pegan y no hay dios quien los saque. 
  • Saludar cuando se llega. En esto en Madrid son especialistas en mi pueblo no 
  • Preguntar como se quiere la carne. A mi me gusta prácticamente cruda y en algunos sitios confunden marcarla con achicharrarla.
  • Si quiero salsa ya se la pediré aparte. No me obliguen a mezclar su salsa que no le he pedido con la comida que me gusta.
  • En el menú del día danone por favor. Yo es que soy un fanático de danone, no hay más que decir. 
  • Si ofreces carnes a la piedra ten preparadas varias piedras que si no los últimos trozos ya no chisporrotea.
  • Menú de los niños: los niños no solo comen espaguetis. Es que hay algunos menus de niño que son un insulto a las criaturas.
  • Las cartas con producto de temporada se pone, no espere a que se lo pida para decirme que no tiene. 
  • El precio razonable de los postres y los cafes. 1200 pesetas entre postre y café es una barbaridad. 
  • Pescado entero si se presenta antes mejor
  • Entre que llego y me sirven: póngame un entrante aunque sea medio calamar
  • Entre que llego y me sirven: díganme que quiero de beber y así me voy entreteniendo
  • Cambiar el plato y los cubiertos. O al menos ofrecerlo
  • La paleta de pescado. Cada vez hay menos sitios donde te la ponen y llamadme pijo pero a mi me gusta.
  • No me mezcle lo de ayer con lo de hoy que le veo
  • No me importa en que idioma hables si eres amable
  • Aceite y vinagre con marca y si la rellena que se presenten dignamente las vinagreras y no con churretones de hace un mes.
  • Guebos fritos con patatas de sobre, no son guebos rotos

No dejéis de escribir ni un dia…

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No dejéis de escribir ni un día, ni un solo día. Vomitad las palabras, romped cristales con vuestras versos, acunad vuestros sueños con frases huecas, matad a enemigos reales o supuestos con vuestras falsas historias de asesinos, escribid en vacio o con sentido, pero no dejéis de escribir, nunca, absolutamente nunca. Quien deja de escribir muere un rato, pierde días, blanquea recuerdos y por ello pierden matices en los sentimientos de lo cotidiano, porque la realidad es un mar anodino si no reflejamos colores con palabras.

Escribid, escribid para que vuestros presentes sean deudores de lo que fuisteis, lo que haces te hace, quien no escribe olvida la impresión que le causaron las sorpresas y las lágrimas que le arrastraron los desencuentros.Ya sé que a veces releer te abre en canal de un tajo, ya sé que no hay mentira peor que las que nos contamos a nosotros mismos para esconder nuestras vilezas, pero aun así coged el lápiz, la pluma, el archivo de word y dadle fuego a las ascuas para que no humeen.

No hace falta escribir a voz en grito, quizá tan solo baste ir susurrando, garabatear ripios en una moleskine, quizá escribir un beso en un post it o hacer ladillo en el libro que te estás leyendo para contar las impresiones que te inspira.  No hacen falta oropeles, ni boatos; no hacen falta reconocimientos ni subrayados, tan solo juntar palabras, llenarlas de vida, llenarlas de los segundos que se abren entre las horas sin dueño ni propietario.

Escribid, escribid, escribid cartas a viejas novias que os dejaron el verano arrugado, a amigos que nunca fueron novios a pesar de gastar tardes escuchando historias en las que no estabais.Escribid tarjetas junto a ramos de flores que reciban personas anónimas como hacían los amigos de cass cuando enviaban violetas a direcciones inventadas.

Escribid jadeando, escribid llorando, escribid disparando…escribid con el resuello que queda en una tarde de viernes tras una semana aciaga, escribid un post o mil tras semanas de silencio, ahorraros las lágrimas, guardaos la munición de vuestra a AK47 porque me temo que quedarán muchas tardes más de viernes para gastarla.

Tenía 34

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Tenía 34, parece mentira, este mes hace diez años y la suerte me regaló viajar

solo, de señorito mochilero por América Latina

a esos días les debo muchas de estas líneas.

fueron treinta meses de idas y vueltas

que llenaron de postales mis cajones y de recuerdos mis sueños.

(y aunque parezca lo contrario, fui a trabajar)

 

 P3300946

P3300943

 

 P3300958P3300939P3300948

 P3300940

 

 


La casa de los yayos

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Hoy hemos vendido la casa de los yayos. No he querido verla por última vez, por la misma razón por las que evito ver a antiguas novias. Prefiero guardar entre los recuerdos los tiempos vividos y no enfrentarme con esa realidad angosta y a veces cruel de lo que somos ahora.

Prefiero recordar las tardes de sábado de mi infancia delante del televisor, el olor a cuero de la alcoba de mi tío que trabajaba entre zapatos, el olor a disolvente y patina con la que mis abuelos se sacaban un sobresueldo barnizando tiradores de puerta para simular una vejez fingida a muebles baratos.

Algunas noches de mi primera juventud, cuando el alcohol ponía sordina a sueños imposibles y las calles se curvaban al azar de mis resacas, subía esas escaleras viejas y sin ascensor y llamaba al primer piso para cobijarme en el silencio cómplice de mis abuelos. Ellos callaban y me ofrecían algo de cenar como excusa para que hiciera suelo y que fuera mía, la decisión de quedarme a dormir o volver a casa.

Llegaron los tiempos de la oposición y en los años finales, cuando ya me sabía luchando por una batalla perdida, trasladaba allí por meses  mi residencia para envolver de cariño mi ego rayado. Todo era distinto entre aquellas paredes, en aquel piso lleno de luz y sin embargo, lleno de cuartos sin ventanas y alcobas con mil tabiques.

Como os decía, mi hermana y yo nos marchábamos allí los viernes, me llevaba mis libros, las partituras del órgano y mis primeras vivencias en la cartera para reconstruir mis primeros cuentos. Recuerdo como me quedaba escuchando la radio hasta la madrugada, el tocadiscos con músicas nuevas, digo viejas, de mi tío; los casetes de Nino Bravo, la tele en blanco y negro y el chocolate humeante de las mañanas de domingo.

Recuerdo a Lou Grant, los partidos del cinco naciones del sábado por la tarde, recuerdo el 38 todavía con los asientos en perpendicular y que me llevaba al centro, las historias de los seis primos de Enid Blyton, vestirme de deporte para ir el domingo al Studium Las Fuentes con mi tío; las noches de navidad con tanta gente que no cabíamos y un calor tan tibio que aun me siento, como si fuera ahora, en el regazo de mi abuelo viendo la peli del sábadonoche hasta que me apagaba como terminarán apagándose los recuerdos.

Yo no quería venderla, quizá por esa querencia ridícula, de aferrarse a las cosas como si en ellas se guardara lo que fuimos. Desde que no está el yayo, la casa se había convertido en un cobijo de sombras y mi madre y mi tio han puesto cordura y por ese afán contrario de dejar la historia atrás, la han terminado vendiendo. Mi abuela, con sus noventa y pico años de realismo sin concesiones, les ha dado la razón y se ha pegado tres días garabateando firmas en desuso, en una preocupación coqueta de quedar bien ante el notario.

Recuerdo cosas, muchas cosas, tantas cosas de allí, que casi las confundo con lo que soy. En fin, que con los años, la tramoya, los escenarios, los bastidores que encuadran lo que fuimos, se van ajando y nos van quedando, tan solo, telones deshilachados de memoria y banderas rotas. No quiero estar triste, pero permitidme que en esta noche me acerque a esa parte del proscenio que linda con el publico, y sin apuntador pida foco para desbarrar este monologo final de escena.

La Cass de Bukowski y mi Cass de Más Birras

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Cass era la chica más guapa de la ciudad. A mi, aquella morena de pelo negro y liso de la última fila me enganchó nada más verla, fue quizás porque me recordaba a una francesa  de mis días de camping que atrapaba con su silencio y su insultante delgadez nuestras lúbricas miradas adolescentes. Cass era la chica más guapa de la ciudad, un cuento de Bukowski que alguien puso de moda en esta tierra gusanera tan proclive a apuntarse a modas de quita y pon y nos lo vendió como lo más de lo más: el más duro, el más sucio, el mejor escrito, aprovechándose de que todavía no habíamos visto acuchillar con palabras a Vallejo o a Montero Glez y ni nos sonaba Ray Pollock traducido en sucio a las mil maravillas por Calvo

Entré en clase de Derecho por primera vez, sería octubre del 88 y como os decía, aquella morena de pelo liso y pechos sin sostén, me aguantó la mirada con esa languidez que solo tienen las niñas tontas o aquellas que aprovechan su fingida idiotez para llevarte al catre al menor descuido. Por entonces no sabía en qué grupo se encontraba ella. Si que sé en el que me encontraba yo: en el de los palurdos recien desvirgados capaces de polucionar un cuento con solo una mirada..

Fue también octubre, pero de 2000, cuando llamaron al Agente Joaquín, el de mis cuentos, para ayudar a levantar un cadáver a dos pasos de donde yo había hecho la prestación. Joaquín cuando me lo contó no manifestó ningún respeto por Mauricio Aznar, uno de los más grandes músicos que se hayan visto a este lado del canal:¿se drogaba no?. Y es que Joaquín por entonces era un genio simplificando y todavía creía en el amor, bueno en su manera de verlo, es decir puro sexo de peli porno, correrse en las tetas, cachetadas en las nalgas, pero sin embargo despreciaba los polvos asquerosos que nos vendían como narrativa hardcore con el puto Chinaski en Factotum. Joaquín, empezaba a ser, el policía duro que les robó todas las lágrimas a los amigos de Cass. Pero él no lo sabía, porque esa literatura y esa música eran para él, cosa de pijos universitarios. 

Cuando me contó lo del muerto y supe que era Mauricio Aznar  yo no pude evitar que se me escapara un suspiro al recordar aquel otro octubre del 89 cuando Más Birras tocó en las fiestas del pilar uno de los conciertos más grandiosos y memorables que yo haya escuchado nunca. (El sol ya no se pone en las montañas de Luisiana y a mi que y a nosotros qué). Y es aquí donde confluyen estas dos historias, porque a aquel concierto fui con aquella chica de pelo liso y mirada india de mi clase que me hacía emular a Codesal poco antes de que lo matara el moro debajo de la higuera.

Luego sigo con lo del concierto, pero dejadme ahora contaros más cosas de Más Birras. Mauricio Aznar fue un músico grande que quizá se lo comiera su independencia en el saso donde los mastines aúllan soledad y es que a la gente no le gusta que uno tenga su propia fe. Yo lo escuche varias veces cerca, tan cerca como compartir mesa, no sé si fue en el bar de derecho o en el de la facultad de veterinaria; por entonces no eran ya Más birras sino Almagato y tocaba una especie de tango rasgado y extraño con vientos de prosa que a mi, para que os voy a mentir, me gustaba tirando a poco.

Siempre me imaginaba a Cass, la Cass nuestra, la que se reía como un sábado, a mi lado, era un sueño recurrente y no pocas veces anduve por bares de madrugada buscándola.  Entendedme, me refiero a la Cass de Mauricio no a la de Bukowski, la Cass de Bukowski es la típica guapa intensa y guarra que se lo hace con feos para jugar con ventaja; la Cass de Mauricio, sin embargo, es la chica autodidacta e independiente con la que sueñan todos los del grupo sin poder alcanzarla. La Cass de Bukowski se mata de egocentrismo, a la de Mauricio se la llevó por delante un Chevrolet y un repartidor de cocacolas cuando todavía le quedaban muchos pasos que dar sobre la nieve.

Anduve todo el año currándome a la chica de clase, a veces la llevaba a casa en mi coche viejo, otras tomábamos una cerveza a la salida, alguna vez coincidíamos en la piscina. Para mi era la chica más guapa de la ciudad. Yo por aquel entonces no estaba mal del todo y mientras iba tonteando con otras, no podía creerme enganchado cada día más y más  a la panfilez sutil de ella, un año entero, todo un año hasta que aquel Pilar la invité al concierto de Más Birras con fines obvios y poco disimulados, ella aceptó con un flácido “vale”.

Al entrar salude a un buen amigo que andaba con una pierdemedias de dudosa reputación compensando a una novia que le acababa de dejar por un poli local.

Yo que de natural no me entero de la misa la media, recuerdo aquel concierto con la certeza del triunfo, con la euforia de aplazar lo seguro y sobre todo disfrutando de aquellos versos grandes y profundos de mi grupo favorito. Sude mucho, bebi muchisimo y quizá alguien me pasara algún canuto mal liado, la cuestión es que cuando tocaron Cass ella se cobijo en mi, y escuchamos pegados aquella canción que habíamos puesto cien veces en el casette de mi coche. Nos miramos muy cerca preludiando el fin de la espera. Y cuando Mauricio decía aquello de pobre Cass tenia que morir como una diosa nuestra, vi a mi amigo solo y lloroso acodado en la barra y supe de golpe que aquella chica que tenía a dos dedos de mi boca, la chica más guapa de la ciudad, la más joven de cinco hermanas, la chica de pelo negro, largo y sedoso y que seguro que follaría como una serpiente salvaje nunca sería la cass a la que yo mandaría violetas. Espérame un momento, le dije, ahora vuelvo.

¿Qué pasa tio, salude a mi amigo, nos vamos a la otra barra, te invito a unos litros?

No me volvió a hablar. se llamaba cass y era probablemente la chica más guapa de la ciudad.

 

Comparaciones odiosas: Bob Dylan vs Dolly Parton Don´t think twice

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La gracia de esta aclamada sección de Comparaciones odiosas del chicodelaconsuelo está cuando comparamos genios, porque mojarse, cuando solo uno de los dos es bueno, lo hacemos cualquiera.

Aquí os dejo una canción, para mi no muy de conocida, de Bob Dylan y versionada también por  la grandísima  Dolly Parton. Los que ya me conocéis no hace falta que os diga que mi voto va para Dolly, como siempre.

Por cierto precioso el video el de la versión de Bob Dylan

Feliz Domingo hermanos!!!!

Don't Think Twice It's Alright [Bob Dylan 1962] from Dan Pick on Vimeo.

Hoy quisiera escribir a la vez que leo

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Algunas noches quisiera escribir a la vez que leo. Leer me vacía la mente, la deja en punto muerto, me empuja por caminos inhóspitos a ciudades soñadas detrás del espejo. Escribir sin embargo, requiere mi esfuerzo, cuando escribo extrusiono vivencias y las soplo  para hacerlas pompas ingrávidas, luego. Nadie escribe mientras duerme y sin embargo muchas noches sueño que leo.
Escribir requiere de mis dedos como las madrugadas que intento envolver con mis sueños tu cuerpo, escribir requiere inventarme caricias para entretener nuestros días viejos, escribir es buscar en lo oscuro y leer es más como un encuentro.
Leer es miércoles, es tarde de domingo, preferir después al ahora y mañana al luego; escribir es vestirse de lunes y hacerse a veces enero. Hay días para escribir y días en los que sinceramente no puedo, y hay noches como hoy que quisiera escribir a la vez que leo.

Serán los diecisiete

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Hoy que la tarde se viste de mortaja

hoy que la juventud vuela

en caída leve y sin peso;

recuerdo mis tardes incompletas,

el terror al horizonte

aquel cielo sin dios que amenazaba

desde el vacio

y la atracción irreverente del vértigo

a mis diecisiete.

 

Las viejas desdentadas

nos recitaban frases regurgitadas como salmodias

“¿De qué os quejáis si lo tenéis todo?

 

…y mientras, en la habitación cerrada y oscura

me veo apretar con fuerza los ojos en una siesta forzada,

…y bajo las persianas hasta el final

para que no queden rendijas

que me permitan avistar la tentación

dulce y terrible de la nada.

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